Hace algo más de dos meses, llegó a nuestra familia la desafortunada noticia de que mi suegra había fallecido. A todos nos dolió mucho, porque no tuvimos la oportunidad de despedirnos de ella, ya que mi marido y yo vivimos en Valencia a causa de su trabajo, y ella falleció en Caravaca de la Cruz (Murcia), lugar en el que residió durante toda su vida.
Decidimos darle sepultura en su ciudad natal, respetando así su voluntad, pero nos surgió el problema de la colocación de la lápida, ya que nosotros no podíamos ir hasta Murcia porque no podíamos permitirnos desatender nuestros quehaceres laborales. Un amigo nos comentó que existía la posibilidad de comprar la lápida por internet, y pedir que nos la colocaran en el cementerio de Caravaca, de manera que no tendríamos que desplazarnos, pero no nos acabó de convencer la idea de no poder ver la lápida colocada.
Después de darle muchas vueltas, empezamos a contemplar la opción de comprar la lápida online, ya que parecía que era lo que más cómodo nos iba a resultar. En la página web había muchos modelos distintos, y nos decantamos por personalizar uno que nos gustó en granito rojo, añadiéndole un par de motivos en acero inoxidable.
Contactamos con los responsables de la web, y, tras hablar con ellos por teléfono un par de veces, nos enviaron un boceto con el diseño de la lápida. A mi marido no le gustó, insistía en que no le convencía la idea de no saber exactamente cómo iba a quedar, y le transmitimos nuestras dudas al chico que nos hizo el boceto. Éste se mostró en todo momento muy amable y respetuoso con nosotros, y al final hizo algunas modificaciones en el diseño inicial, hasta que estuvo a nuestro gusto, y procedimos a comprar la lápida.
En menos tiempo del que imaginamos, la lápida estaba colocada en el cementerio, y nosotros no tuvimos que hacer nada. Nos resultó muy rápido y económico, ya que no tuvimos que desplazarnos, y el precio de la lápida incluía la colocación y las tasas municipales del cementerio. Mi cuñada tuvo la oportunidad de ir a ver cómo había quedado, y quedamos gratamente sorprendidos al ver las fotos que nos envió: había quedado preciosa.
Estamos muy contentos con la decisión que tomamos, y pronto tendremos la ocasión de ir a visitar personalmente el lugar en el que vivirá para siempre el recuerdo de la madre de mi marido.
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