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Cuando perdemos a un ser querido, muchas veces sentimos que nuestro mundo se viene abajo, y nos desmoronamos con los problemas que surgen después: obtener el certificado de defunción, inscribir la defunción en el registro civil, obtener la licencia de enterramiento… papeleo que hace que nos encontremos aún peor.

A todos estos aspectos aún podemos sumar más: ¿qué pasa si un familiar nuestro fallece lejos de nosotros, o queremos enterrarlo en su ciudad natal encontrándonos nosotros en otra?

Es el caso de Marina y Antonio, una pareja joven residente en Madrid, pero ambos nativos de Ronda, al igual que toda su familia. El padre de Marina falleció el pasado mes de junio en Ronda, provocando un gran duelo en todos sus seres queridos, ya que no padecía ninguna enfermedad y su defunción pilló por sorpresa a todos. Marina no podía ir a su ciudad nativa a dar sepultura a su padre debido a que debía permanecer en Madrid para realizar los últimos exámenes y presentaciones de su carrera universitaria, y fue entonces cuándo surgió el problema de la colocación de la lápida del difunto.

Los familiares de Marina residentes en Ronda le pidieron que fuera ella la que se encargase de la colocación de la lápida, ya que ellos no sabían cómo hacerlo. Marina tampoco tenía idea de cómo colocar una lápida a 600km de distancia, así que recurrió a la búsqueda de respuestas en internet. Allí encontró un foro en el que se hablaba sobre cómo comprar una lápida por internet, y entró en una página web que ofrecía servicios de diseño y colocación de lápidas.

Por desgracia, a Marina no le sobraba el tiempo para diseñar la lápida, pero vio que también había multitud de modelos entre los que elegir, escogiendo el material y la técnica de grabado deseada.

elegir-modelo-lapida

En poco tiempo pudo decidir qué modelo de lápida le gustaba más, y pasó a contactar por teléfono a los responsables de la web, que le indicaron los datos que necesitaban para la creación de la lápida, y posteriormente le enviaron un boceto con el diseño final de la misma. Tras aceptar el diseño, se procedió a la colocación de la lápida en el cementerio de Ronda, siguiendo las indicaciones de Marina, para que todo estuviera a su gusto.

Así, Marina y Antonio, al igual que el resto de sus familiares no residentes en Ronda, pudieron ver la lápida colocada gracias a algunas fotos que se les enviaron, quedando muy agradecidos de haber podido tenerla de una manera tan fácil, y respetando los deseos del difunto de ser enterrado en su tierra natal.